El poder del olfato: el sentido que (casi) olvidamos

1. ¿Por qué el olfato importa más de lo que creemos?

Cuando se pregunta a la gente qué sentido sacrificaría primero, la mayoría escoge el olfato antes que la vista o el oído. Estudios interculturales muestran que sigue siendo el “menos valioso” para la mayoría de los encuestados (PMC). Sin embargo, perderlo tiene un impacto directo en el disfrute de la comida, la memoria emocional e, incluso, la seguridad (piensa en detectar humo o gas).

2. Beneficios científicos de un buen olfato

Beneficio ¿Qué dice la ciencia?
Memoria y cognición Entrenar la nariz con distintos aromas mejora la memoria verbal y ralentiza la pérdida de volumen en áreas cerebrales clave (PMC, Verywell Health)
Salud mental La exposición diaria a fragancias placenteras activa circuitos de recompensa y se asocia a menor riesgo de depresión (Frontiers)
Prevención neurológica El declive temprano del olfato es uno de los primeros indicadores de Alzheimer y Parkinson; mantenerlo despierto puede convertirse en una forma de “chequeo” temprano (alz-journals.onlinelibrary.wiley.com)
Recuperación post-COVID El entrenamiento olfativo aceleró la recuperación de pacientes con anosmia al usar esencias contrastantes (rosa, limón, eucalipto, clavo) (PMC)
Innovaciones médicas Desde 2025 se prueba en el Reino Unido una terapia con plasma rico en plaquetas para regenerar el nervio olfatorio, con resultados prometedores (The Guardian)

3. Respirar bien para oler mejor

La respiración torácica superficial deja poco aire en contacto con el epitelio olfatorio. Cambiar a una respiración nasal y diafragmática — inhalar profundo, en silencio y por la nariz — no solo oxigena mejor, sino que mejora la “resolución” con la que identificamos aromas. Inhalar lentamente (≈4 s), sostener 1 s y exhalar 6 s favorece que las moléculas aromáticas se fijen a los receptores y al mismo tiempo activa el nervio vago, reduciendo el estrés.

4. ¿Es un sentido prioritario en la sociedad de hoy?

  • Tendencia pre-COVID: relegado al último lugar de importancia sensorial.

  • Post-COVID: la pérdida de olfato afectó hasta 70 % de los casos leves; la experiencia colectiva elevó la conciencia pública sobre su relevancia (Frontiers).

  • Mercado del bienestar: se disparó la demanda de velas, difusores y experiencias olfativas; hoy representa uno de los segmentos de mayor crecimiento en la industria del autocuidado.

5. Curiosidades sobre el olfato

  1. 360 olfactory genes activos permiten distinguir más de un billón de combinaciones de aromas.

  2. Las mujeres detectan olores hasta 40 % mejor que los hombres gracias a mayor densidad de neuronas olfativas.

  3. El bulbo olfativo conecta directamente con la amígdala y el hipocampo; por eso un aroma puede evocar recuerdos en 0,2 s, más rápido que cualquier imagen.

  4. Los recién nacidos reconocen el olor de su madre a las pocas horas de nacer.

  5. Tu “huella olfativa” es tan única como tu huella digital; algunos perros de búsqueda ya se entrenan para seguir rastros personalizados en hospitales.

  6. El jazmín en la mesita de noche puede mejorar la calidad del sueño tanto como un hipnótico suave, según estudios de aromaterapia clínica.

6. Cómo cultivar tu sentido del olfato en casa

  • Rueda de aromas diaria: huele tres fragancias contrastantes (cítrico, floral, balsámico) durante 30 s cada una.

  • Diario aromático: anota qué evoca cada olor; entrenas memoria y vocabulario sensorial.

  • Ambientes libres de humo y químicos fuertes: protegen tus receptores.

  • Usa humidificador en climas secos: la mucosa hidratada es más “receptiva”.

  • Prueba la “cata a ciegas” de café o chocolate: obliga al cerebro a afinar matices.


Conclusión

 

El olfato sigue siendo, paradójicamente, el gran olvidado… hasta que desaparece. Mantenerlo activo no solo enriquece la experiencia sensorial de productos como los de FEEL SCENT; también fortalece la memoria, cuida la salud mental y añade una capa tangible de bienestar a la vida diaria. ¿Hace cuánto no inspiras profundo tu aroma favorito? Hoy puede ser un buen momento para recordarle a tu nariz —y a tu cerebro— de qué está hecho un día pleno.